Cronicas Miscelaneas

miércoles, 8 de agosto de 2018

Cama Rosa, sonidos entre laberintos.

* Esta nota es una traducción que hace parte de una serie de colaboraciones con el sitio brasileño floga-se, la reseña es autoria de Henrique Barbosa Justini. (Link al original)

El proyecto Cama Rosa parece testear el agotamiento como procedimiento repetitivo que, en el acto continuo de su repetición, es capaz de propiciar una apertura hacia la manifestación. Su sonido está impregnado en sí mismo por fragmentos arrastrados, que extrapolan las sonoridades típicas del rock para transformar el "hágalo usted mismo" en un ejercicio circular e investigativo. Su postura no negocia "conceptualizaciones" o narrativas, esto se evidencia casi como un enigma que sólo en la constitución del mismo misterio puede ser resuelto. Escucharlos es inusual en el sentido de que nada nunca va a ser explicitado, a menos que eso sea evidenciar el proceso repetitivo circular de su sonido. 



Las reminiscencias, cada tanto interrumpidas por ruidos bruscos, inician también otra repetición de modo que el desvarío sonoro continuo crea laberintos entre laberintos. En la primera pieza, "Exausta", el cierre funciona como un movimiento de retroceso, en el que la caída del volumen inaugura otro inicio dentro del círculo sonoro (es por eso que hay varias "partes" en la misma pista). En esta composición, las elecciones muestran cómo es posible alcanzar la misma indefinición a través de sonidos diferentes, movilizando el centro como un único objetivo posible. Ese ejercicio se manifiesta de manera intuitiva; es el espacio para el complemento entre Cindy Lensi y Bruno Trchmnn (anteriormente de Trochmann) en el cual llegan a un punto indeterminado, al lugar en que sólo pueden ser llevados por el sonido del otro, como impulso creativo y como circulación hacia lo desconocido

Cama Rosa puede incluso propiciar "ambientes", pero todo esto es incidental si tomamos en cuenta que es más el resultado de una confabulación del oyente con el sonido que de  un fenómeno transcurrido en la dinámica sonora del dúo. Pero también eso es un efecto colateral de la repetición: la ausencia conceptual no saca de circulación la construcción intuitiva de un espacio cooperativo. Con cierta inclinación al new wave, Cama Rosa orienta al oyente mientras avanza entre ciclos sonoros. En este disco, el dúo hace de su interacción cooperativa un espacio de inmersión en el que cualquier ambición es reducida ante el sonido mismo.


De muchas maneras, el sonido más directo trabaja entre avances y retrocesos a través de los instrumentos. Esa “repetición misteriosa” ya existía en  su trabajo anterior,"Gato / Angular", donde el transitar en torno a algo de diversas maneras marcaba la comprensión del misterio a través de su agotamiento. Pero en este álbum esa impresión surge después del arrastre de los fraseos de la guitarra durante la primera pieza, allá por el minuto seis. En "Exausta", surgen varios sectores: las distorsiones de la guitarra, las frases melódicas de ésta, los golpes repetidos, o la libre improvisación. Los procedimientos se van alterando, pero el sentimiento permanece. Los versos aparecen y terminan, los ecos continúan. El enfoque radical de la instrumentación es el que estimula la permanencia del sonido.

Como en las mejores indeterminaciones, el dúo construye un enigma continuo a través del desdoblamiento interactivo. Basta escuchar " 220v " después de los nueve minutos: la "melodía" está hecha de resquicios, liderados por una batería minimalista y una guitarra que repite los versos, aguardando un desplazamiento que no se sabe si surgirá o deberá ser instituido racionalmente por los músicos. La batería minimalista no parece reaccionar a la guitarra, sino crear una especie de base para su propio desarrollo. De igual manera, la exaltación surge de esos momentos eventuales en que la batería se acelera y los acordes se vuelven directos como en un tema punk ( la banda suele autodenominarse como “punk abstracto”). 



El álbum sucede en entrecruzamientos que ambientan al oyente entre fragmentos (a veces más abstractos, otras más directos). Los primeros momentos del primer tema sumergen al oyente en un movimiento que perdurará durante todo el disco,  pero este movimiento se irá manifestando como otro ciclo, como otros sonidos: la distorsión prolongada se suma a los acordes repetitivos  creando otro laberinto . Aunque esas "canciones dentro otras canciones" multiplican una efusión sonora en el oyente, estas no capturan enteramente el escenario puesto en marcha por la repetición – algo así como si no fuera posible adentrarse en el "áurea repetitiva" por completo. En esos momentos, el dúo refleja un extrañamiento a partir de su propia metodología. 

Cama Rosa se mantiene como un proyecto de ilusiones creadas a partir de un procedimiento metódico, la imprevisibilidad brota de esta pareja no para explicitar algo, sino para conducir hacia otros laberintos. Pocos trabajos optan por ese “buceo” en el que la memoria instrumental, la interacción y el método se encuentran. Pero en esa agitación es posible retroceder a un extrañamiento que se transforma en distanciamiento. Como el título sugiere, la repetición lleva al agotamiento y de ahí es posible tal vez ver / oír las cosas de una manera menos apresurada. Este es un EP en el que la experimentación remite al desgaste de la mayoría de las fórmulas al mismo tiempo que esboza un espacio para abrigarlas.

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