La música instrumental representa un paradigma interesante en el panorama musical actual; durante las últimas décadas se ha convertido en un fenómeno común en casi cualquier género y país. Lo interesante es que ante un mercado delineado cada vez más por las fronteras del lenguaje y los poderes nacionales de la industria, lo instrumental parece circular por terrenos, relativamente, más libres: la ausencia de una lengua como marca permite que su consumo esté dado por una experiencia puramente musical y no localizable, de primera mano, en ninguna tradición o geografía. Desde hace más de una década Puna viene siguiendo esa linea, aunque se les puede ubicar dentro de múltiples géneros su música resiste clasificaciones y se asienta en lo que yo llamaría simplemente instrumental. Creo que ellos son conscientes de esa situación, su nuevo disco, Sukha, abre con dos poemas de Jorge Eduargo Eielson los cuales remiten justamente a esa idea de no pertenencia o insustancialidad: "no tengo patria ni corbata, vivo de espaldas hacia los astros".
Esas lineas son la primera clave, la siguiente puede ser el título de este trabajo: "Sukha, comenta la banda, es un nombre poco común, que en sánscrito y pali significa placer, tranquilidad, felicidad. Sukha es un estado de calma para llegar a la concentración y a las absorciones meditativas. Sukha en quechua se traduce como atardecer. Estos dos significados se fusionaron y dieron nombre a nuestro álbum titulado “Sukha” (Placer_Atardecer)”. Más allá de lo musical, Puna muestra una preocupación por el lenguaje y los significados que los saca de su realidad como banda peruana.
Para entender mejor cómo han ido dando forma a su visión sonora del lenguaje hay que hacer un poco de historia: Puna comenzó en el 2008 en el distrito limeño de Pueblo Libre, en poco más de una década de existencia han pasado por este proyecto una serie de músicos de gran talento y nombre en la escena electrónica y experimental peruana. Sus primeros dos lanzamientos fueron dos EPs, "Medio Día en la Luna" (2010) y "Madrugada Del Fin" (2011), los cuales fueron reunidos en el 2013 por Dorog Records en un solo disco; luego vendrían otros singles, compilaciones y discos ("Au Dial" del 2014 fue el anterior), pero no me interesa hacer historia (recomiendo, si hace faltz,a leer algunas de las notas que he hecho sobre Puna durante los años donde se puede tener, tal vez, una perspectiva histórica más amplia) sino mostrar cómo desde esas primeras canciones han ido evolucionando hacia un sonido propio que amalgama no solo géneros sino significados.
Ese proceso puede verse, creo yo, en dos detalles: las unidades sonoras y los títulos de las canciones. Mientras que sus primeras canciones tenían títulos más precisos y sonidos más "ensamblados", progresivamente la música de Puna ha ido alcanzando un estado etéreo en esas dos dimensiones. Este nuevo álbum lo muestra bien en esa unión entre unidad sonora y mínimo significado que bien representan canciones como "Substancia", "Niebla" o "Unanulaluna", en las cuales la idea de lo inalcanzable, lo poco perceptible, aquello intangible pero omnipresente, se hace presente.
Aunque pasaron cuatro largos años desde "Au Dial" — eso si con un compilatorio de "rare tracks" en medio— la transformación de Puna muestra un trabajo poco común sobre su propia música: manteniendo una esencia reconocible han alcanzado un sonido cada vez menos definido que se mueve libremente por el ambient, la experimentación y la electrónica. La interrelación con la poesía no es aleatoria; más bien muestra una preocupación por la banda de transgredir el sonido de la misma manera que la poesía, en algún momento, transgredió la palabra.
Sukha fue compuesta por: Jorge Rivas O Connor (guitarras, bajos, sintetizador, controladores, voces y efectos), Alexander Fabián Gómez (teclados y voces), Leko López López (batería y sintetizador) y Alfonzo Noriega Reto (teclados y efectos). El lanzamiento virtual y físico fue hecho por Chip Musik Records y Dorog Records.
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