Durante los últimos años ha habido un gran aumento en los proyectos musicales acústicos en Latinoamérica. Este hecho, que no se limita a una sola generación ni país, resulta interesante en un contexto como el actual en el que el acceso a modalidades de grabación de alta fidelidad es posible incluso desde casa. Por eso surge este nuevo espacio llamado "Por la canción", en el cual queremos empezar a indagar en las motivaciones que llevan a diferentes artistas a optar por enfoques puramente acústicos y sin mayores retoques.
Latinoamérica tiene una historia profunda alrededor de tradiciones musicales ligadas a lo acústico: la música protesta, la canción folclórica, la música campesina, son algunas de las lineas de esa tradición que dentro de un amplio espectro se puede englobar, tal vez, bajo la idea de canción latinoamericana. No obstante, cada linea es distinta y responde a realidades históricas, musicales y sociales distintas lo que hace complejo marcar limites o separar aguas. Pero ante la realidad, la no desaparición de un estilo musical y de composición, pensamos necesario invitar a reflexionar a lxs creadorxs en torno a qué representaciones, tradiciones y motivaciones hay detrás ese impulso.
Nuestro primer invitado es Franco Licántropo, nacido en Concordia, Entre Ríos, y radicado hace ya varios años en La Plata. El año pasado escuchamos su trabajo y mencionamos sus canciones en una nota en la que ya se anticipaba nuestro interés por analizar el fenómeno de la canción latinoamericana (la nota se llamó "Trovadores de la Periferia" y se centró en músicos del Gran Buenos Aires). Franco tiene un amplia discografía que a fines del año pasado sumó un disco doble titulado "Pakermas", compuesto por una primera parte más eléctrica y una segunda donde, el mismo Franco admite, "suena su esencia": guitarra acústica y voz a través de un micrófono.
Latinoamérica tiene una historia profunda alrededor de tradiciones musicales ligadas a lo acústico: la música protesta, la canción folclórica, la música campesina, son algunas de las lineas de esa tradición que dentro de un amplio espectro se puede englobar, tal vez, bajo la idea de canción latinoamericana. No obstante, cada linea es distinta y responde a realidades históricas, musicales y sociales distintas lo que hace complejo marcar limites o separar aguas. Pero ante la realidad, la no desaparición de un estilo musical y de composición, pensamos necesario invitar a reflexionar a lxs creadorxs en torno a qué representaciones, tradiciones y motivaciones hay detrás ese impulso.
Nuestro primer invitado es Franco Licántropo, nacido en Concordia, Entre Ríos, y radicado hace ya varios años en La Plata. El año pasado escuchamos su trabajo y mencionamos sus canciones en una nota en la que ya se anticipaba nuestro interés por analizar el fenómeno de la canción latinoamericana (la nota se llamó "Trovadores de la Periferia" y se centró en músicos del Gran Buenos Aires). Franco tiene un amplia discografía que a fines del año pasado sumó un disco doble titulado "Pakermas", compuesto por una primera parte más eléctrica y una segunda donde, el mismo Franco admite, "suena su esencia": guitarra acústica y voz a través de un micrófono.
Primero. La noción de canción latinoamericana ¿cómo se puede definir? Hoy en día, sobre todo, es difícil. Por un lado, por la globalización, se desdibujan los límites donde nos situamos para expresarnos. Por otro y junto con ella, la tecnología. Ya no es una banda o desde una guitarra. La música electrónica trajo nuevas posibilidades musicales. Segundo. Latinoamérica es un nombre que fue dado desde Europa, tenemos esta historia de colonialismo que nos trae hasta hoy. Desde esta historia hablamos (o no), desde este punto, mas algunos elementos, como las guitarras acústicas, lo popular, ritmos nativos (y la influencia de la música de rock, el folk, la industria de la música, que también es parte del colonialismo en occidente), surge la canción Latinoamericana en su forma que tal vez podamos reconocer como común. Pienso en Mercedes Sosa, Violeta Parra, Victor Jara, León Gieco y muchxs más.
Hoy puede pasar que alguien que vive en Argentina, Ecuador o Brasil cante en inglés, o en otros y más idiomas. O que alguien no cante palabras. ¿Por eso no debería llamarse latinoamericana? También, las temáticas pueden ser cosas que pasen en todo el mundo. O que las realidades del mundo sean cada vez más comunes para todas las personas, siendo difícil diferenciar desde donde se canta. Más allá del idioma. Violencia hay en todos lados, explotación, machismo, guerras, hambrunas, desempleo, control social, depresiones, problemas existenciales. Pero tambiénn está el amor, la alegría, las ganas de juntarse con gente, de creer en las personas, compartir con la gente que se quiere, esas cosas también las encontramos en todo el mundo, por la simple razón que son humanas. Tal vez la canción latinoamericana se está globalizando, aunque todavía podamos reconocer elementos que la sitúen en estas tierras. Da para desarrollar bastante, pienso en músicxs que ni siquiera viven aquí, viven en otro continente y hacen música latinoamericana. Pasó en los 70 con exiliadxs y hoy con muchxs más.
Creo que se pueden expresar las realidades que nos interpelan de muchas formas, me importa que sean genuinas, eso creo que las sitúa, también es importante que podamos ver la historia que nos trae hasta el presente, las vistas cercanas y las lejanas, lo cercano y cotidiano y lo del otro lado del mundo. También creo que hay músicas en lenguas indígenas que no suenan en el oído de las ciudades que son parte de esto mismo, que quedan por fuera y que deberíamos conocer, revindicar, compartir, incorporar. Generar aperturas es otra cosa que podemos hacer. Mezclar todo y abrir a nuevas posibilidades.
También podemos pensar en una continuidad histórica. Para mi no nace necesariamente en Latinoamérica. Es humana y muy antigua, la música nos acompaña desde hace miles de años. Violeta Parra rompió con una forma de hacer música en Chile que le enseñó a muchxs cantautorxs cómo crear música y expresarse con ella. Se mezcla la trova con los bailes populares, las canciones escondidas, las camufladas, las de noche, las no comerciales, hasta llegar al presente que está lleno de información por todos lados y mucha música, tanta que no podemos conocerla toda. Mucha gente auto-produciéndose, inventándose. Es un momento histórico de la humanidad. Inédito. Pero la globalización creo imaginería muy peligrosa que no nos lleva para lados copados, como esa relación entre la música y la fama, las superestrellas, cosas que no nos dejan nada. Entonces tenemos que replantearnos esa relación con la música, tal vez primordial, de encuentro profundo, como espiritual, energético con otras gentes.
De ahí, de esos lugares de cercanía, creo que tiene que ver la canción acústica en Latinoamérica. Pero está cambiando todo el tiempo así que no sabemos que va a pasar con esa tradición. Algo que siento que me pasa cuando escucho a Violeta Parra o a Milton Nascimento es que me animan a cantar, me invitan a expresarme, a comprometerme políticamente con la música y con la vida, me recuerdan la potencia de la música. Eso puede ser otro elemento de esta tradición o cuestión sobre la música latinoamericana.
La guitarra fue el primer instrumento que aprendí a tocar. Una guitarra vieja de un abuelo. Que yo pensé siempre que la había comprado para sus hijxs pero hace poco un tío me dijo que se la había comprado para él mismo. En mi familia materna siempre estuvo muy presente la música. Se ve que es un legado que viene de su lado, y ahora que sé esto de mi abuelo, estoy haciendo algo que él quiso hacer y nunca pudo. Y bueno, luego me puse a armar bandas y a tocar así, bastante instrumental, detrás del instrumento, guitarra eléctrica, también producir con una compu, pero en una de esas, una de tantas, guitarreando con la criolla surgió: ¿por qué no?, ¿por qué no componer y cantar desde una guitarra?. Mezclando toda la música que quiera, pero tocando unas cuerdas. Para todo esto pasaron como 10 años para que lo haga. Terminó siendo tocar con el instrumento más familiar de mi vida. Y ahora que lo pienso mejor, me conecte más con la historia de latinoamérica. También los viajes me motivaron a tocar y cantar así. Conociendo músicas de otros países, de Brasil, Uruguay, Chile, México, Cuba, de todo el mundo en realidad, me encanta conocer música nueva siempre. Me inspiro en muchas personas que con todo su amor cantan, me conmueven, me atraviesan y me invitan a cantar y contar.
Lo político está siempre, aunque no se le refiera directamente, hasta en canciones románticas aparece lo político. Luego, lo folclórico ¿qué sería? ¿Referido a lo campesino? ¿Al pasado? ¿A las tradiciones? ¿A lo popular? Si fuera eso podemos ver cómo aparece la música referida a la vida de ciudad cosmopólita, a la influencia de la globalización, el siglo XXI, las redes sociales, la tecnología, Internet, la exageración de formas de consumo y producción, la conciencia de la destrucción del planeta, el reconocernos como especie planetaria, pienso en las alternativas en alimentación, en el relacionamiento con otrxs animales y plantas, las cuestiones de género, las voces trans, lo andrógino, las migraciones, las construcciones sociales contadas como tales, el control social, la autovigilancia, puff, hay muchas formas y territorios aún por explorar.
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