Como introducción al estilo de Black Pope Francis, el vehículo musical principal del argentino Hernán Muleiro, recomendaría su participación en nuestra sección “Juguetes para Grandes” hecha hace ya un tiempo. Su enfoque es bastante simple, Muleiro admite: “ya que no soy músico las “canciones” que hago dependen de cómo se arman los loops de sonido”- para lo cual suele usar grabaciones y vinilos sampleados o bajo scratch. Sus herramientas son básicas y se podría decir que hasta arcaicas, más que nada en el modo que son usadas, lo que ya determina una posición de Muleiro hacia lo tecnológico. La búsqueda de Black Pope Francis es la de un lo-fi dentro del hi-fi, por ponerlo de alguna manera. Su sonido recurre constantemente a la reconstrucción y destrucción de grabaciones a las cuales va dando nueva vida.
Durante el último año Black Pope
Francis ha estado plenamente activo, su bandcamp se ha ido llenando de
grabaciones en vivo, experimentos formales, y no tanto, y otras cosas. Uno de
los proyectos en los que Muleiro estuvo trabajando fue un disco largo el cual
fue lanzado en marzo de este año por The Burros Discos (Colombia) y por Calar Music (San Francisco, USA).
Titulado “El Ultimo Parte 1” este es, en buena parte, un disco colaborativo
junto a King Shinobi (alias de Alejo Grimaldi) el cual surge de una serie de 6
ensayos de los cuales ambos músicos fueron seleccionando las mejores partes. Para la grabación usaron
un roland tr8, un kaos oscilator, una bandeja y un volca. Como resultado final
el disco conserva el sentido fragmentario de su origen, los temas esquivan
una lógica consecutiva lo que permite que funcionen ya sea como tracks individuales o
como una obra caótica donde Black Pope y Shinobi van despachando frecuencias de
todo tipo. Algunos temas (#48 - “El Pulmotor de Lemmy” y “Boom Bap”) siguen
patrones más rítmicos y “tranquis”, otros (“Sin taxis”- “Licuando” o “+15db LOW”)
se arman sobre bases punzantes, agudas que pueden llegar a lo insoportable. De
cualquier manera, es innecesario hacer una lectura esquemática de un disco como
este, me parece mejor verlo como un experimento en movimiento. Algunos de los
temas que no quedaron en el disco como tal comprueban eso, uno de ellos es una
grabación in situ con Otomo Yoshihide durante uno de los talleres que el japonés
dio en la UNTREF el año pasado, donde se puede escuchar a Muleiro proponiéndole “colaborar” en ese momento, así como
las risas del público. La otra es una colaboración más formal con el músico y poeta
Adrián Yanzón.
"La tapa la hicieron Luis Noé y Lorena Alfonso cuando el disco estaba en un 30%, les gustó el nombre del proyecto, me divierte la idea de que un artista reconocido hizo la portada de música con nula formación académica"
Los últimos dos tracks fueron
grabados solamente por Black Pope Francis en el Estudio de Emiliano Cabral (de
la banda DHD), aunque parecen de primera mano una anomalía en un disco
principalmente colaborativo funcionan como previa al EP que hace unos días
Muleiro lanzó a través de priusdiscos. Estas canciones -según Muleiro- usan varios
samples: un vinilo de pájaros "cantando”, música clásica, un sample de
música Disco y otro Federico Luppi en la película "Sobredosis", algo que anticipa
el concepto de “Loops Robados”, cinco composiciones hechas durante los primeros días de abril de este año. Como su nombre y la
repetición de la palabra “robo” lo indica, las canciones están basadas en
distintos prestamos en base a los cuales Muleiro va armando loops y secuencias.
Black Pope Francis hace mucho énfasis en su poca formación
musical, su acercamiento a la música es intuitivo y practico. Tal vez por eso
los resultados son variables, no siempre hay una forma definida, ni la búsqueda de
crear “un disco” en el sentido más clásico; sin embargo, gracias a eso su trabajo
termina tomando un tinte libre de ideas preconcebidas en el
que casi cualquier cosa es posible.
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