Hace unas semanas comentábamos sobre la excelente propuesta del Festival Nuson, que está teniendo lugar en estos días en Cochabamba, y sobre la poca información y conexión con la música menos convencional hecha en Bolivia durante los últimos años. Los motivos aún, al menos para mí, siguen siendo poco claros. Si bien intuyo una cierta apatía política y social por muchos medios extranjeros, también es cierto que culturalmente los últimos años han representado una apertura importante para la cultura boliviana. Desde afuera buena parte de esa apertura ha sido vista desde la re-significación de lo folclórico: la cumbia, la “cholidad “(para referirme a una nota de hace unos meses en Noisey) mezclada principalmente con sonidos electrónicos. Sin embargo, más allá de esas propuestas, en Bolivia viene surgiendo un incipiente movimiento enfocado a lo experimental.
Si bien los nombres son pocos hay
ya un circuito en construcción nucleando espacios, ciclos, talleres y otras
cosas. Un nombre que surge, y del cual me quiero ocupar en esta oportunidad al
menos, es el de Cristina Collazos Moyano. Originaria de Cochabamba, Cristina lleva
adelante diversos proyectos orientados hacia la experimentación electrónica.
Sumado a esto realiza talleres enfocados a la construcción de instrumentos
electrónicos a través de su proyecto De La Puta
Electronics.
Collazos se tituló de la carrera de Licenciatura en Bellas Artes de la universidad de Arte y Ciencias Sociales “ARCIS” de Santiago, Chile. Ha trabajado en distintos ámbitos de la producción audiovisual, la post-producción y la dirección de arte. Fue en el 2014 cuando comenzó explorar la experimentación sonora y la construcción de aparatos electrónicos. Llegamos a su trabajo gracias al compilado “Feminoise LatinoaméricaVol 1” (lanzado en el 2016 por Sisters Triangla), el track con el cual participa, llamado “Aceite de Coco”, muestra una intención de construir ritmos desde bases poco convencionales, utilizando circuitos y loopeos para “dar sonido” a diferentes cosas. Ese enfoque esta mejor desarrollado en su proyectoSORDO, con el cual lanzó un EP este año, titulado OYE! . Como bien menciona Cristina en la información del lanzamiento hay en esas composiciones un interés alrededor del “sonido como material físico”, es decir, del sonido como una manifestación propia de cualquier elemento más allá de su disposición hacia lo sonoro. Para ese EP Collazos utilizó circuitos, sensores piezoeléctricos y un DX100; a través de estas herramientas fue armando piezas que si bien parecen tener un origen poco armónico se van organizando para crear melodías. Hay tanto una intención hacia lo rítmico como hacia lo caótico.
Actualmente Cristina está
trabajando en una serie de grabaciones usando agua y plantas, sobre esto
comenta: “Las plantas y el agua hacen de conductor y/o resistencia, al tocarlas
yo cierro el circuito sonoro, dependiendo de la cantidad de agua se produce un
tono, lo mismo en las plantas, si están más secas, resisten más y el sonido es más
grave. Utilizo el circuito integrado 555 es el famoso Drawdio, solo que cambie
algunos capacitores para que al amplificar no sea tan chillón. Este 555 te permite
dejar dos cables sueltos, un cable me lo pongo en la boca y el otro lo meto en
un frasco de agua, este frasco está conectado por cables a todos los demás
frascos algunos con plantas, entonces al tocar el agua o las plantas cierro el
circuito y suena, los sonidos que se van produciendo los loopeo”
Mas allá de su trabajo musical. Collazos se viene dedicando a la difusión
de la música experimental en Bolivia a través de talleres, como el que presentó
hace unos días en el marco del Festival Nuson, y de vídeos de muestra y sesiones con su
marca DeLaPuta Electronics.
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