Federico Grüner trabaja como docente de la materia Artes Visuales en colegios secundarios de la ciudad de Buenos Aires. Además es artista plástico, guitarrista y parte fundamental del grupo INTERZONA, banda fundada en Buenos Aires con más de 15 años de actividad caracterizada por sus estridentes y catárticos conciertos cargados de óxido urbano, música lisérgica y una poderosa fuerza en vivo. Grüner se formó como luthier autodidacta avocándose a la construcción y modificación de efx, pads,osciladores, entre otras cosas. Su trabajo, como nos mostrará en esta nota, ha sido bien recibido entre numerosas bandas del underground de Capital Federal y el interior del país, las cuales han encontrado en sus creaciones una manera de completar y ampliar el sonido de sus pedaleras. (Andrés Asia)
Nombre: Federico Grüner
Proyecto: Interzona
Equipos: Amplificador fender frontman ,guitarra Stratocaster modificada, efectos de construcción propia (phaser,overdrive,dos distorsiones, trémolo y dos delays)
Siempre me gustó la música y de muy chico empecé a tocar la guitarra, un instrumento al que considero uno de los juguetes más entretenidos jamás creados. Nunca estudié música formalmente así que supongo que se puede decir que soy en cierta forma, un autodidacta. Como me gusta decir a veces, yo no soy músico, yo hago música; o mejor dicho, soy un artista plástico que también hace música. Hago esta aclaración porque pienso que en cierta forma eso influye en la manera en la que abordo el instrumento, su sonido y la música en general.
Tengo que decir que me llevó bastante tiempo entender que en este caso, el instrumento no es sólo la guitarra en sí, sino el conjunto entre micrófonos, guitarra, los efectos, el equipo y el parlante. Todo eso está influyendo en la señal sonora y determinando de alguna manera el resultado final ¡Hasta el cable que usas influye! Por eso en cierta forma uno nunca termina de estar conforme y siempre está cambiando alguna variable de la ecuación.
Si tuviera que mencionar una técnica en particular, más allá de las usadas tradicionalmente, como las ligados o los vibratos, tendría que señalar lo que los gringos llaman
gain stacking o apilar ganancias en una traducción más o menos literal. Se trata básicamente de poner distorsiones una atrás de la otra e ir sumándolas a gusto. Generalmente se empieza con un
overdrive de ganancia media al que se le van agregando
fuzzes o distorsiones de alta ganancia. Pero en realidad no hay una regla definida. Se puede poner todo al revés y va a sonar distinto y te puede gustar más o menos. Hay que probar y ver qué es lo que más se acerca a la búsqueda de cada uno. Actualmente es una técnica muy común y lo hace todo el mundo pero en épocas pre-internet fue un descubrimiento para mí… fue algo que me ayudó mucho a desarrollarme como músico y a entender cómo otros músicos construían el sonido. Yo veía que las bandas que me gustaban usaban muchos pedales pero no tenía idea de qué pedales eran o qué hacían. El problema también era que no tenía un peso y los juguetes me resultaban inaccesibles económicamente. Entonces, siempre en el espíritu del
hágalo usted mismo, me puse a estudiar un poco de electrónica y me empecé a fabricar mis propios efectos. Así fue que pude probar distintas combinaciones, hasta encontrar algo que más o menos me gustara, aunque uno nunca se siente del todo satisfecho.
Bueno, siempre hubo una guitarra en mi casa, una de esas viejas Casa Nuñez con la que mi madre animaba los fogones en su juventud. Pero en la adolescencia me prestaron una eléctrica y ahí cambió todo, empecé tocando
blues y ya no paré más. Cuando estaba en la escuela de Bellas Artes, con unos amigos formamos
Interzona, banda en la que sigo tocando y que pasó por varios formatos y formaciones. Al poco tiempo y paralelamente formamos
Anexia, un grupo de improvisación con pautas con el que empezamos a musicalizar proyectos de danza contemporánea y que fue muy importante para mí ya que ahí aprendí muchísimo.
Como te decía, nunca tenía un mango, así que en un momento me puse a construir mis propios pedales hasta que me pude armar mi propia pedalera con todos efectos analógicos. Como ya venía haciendo trabajos de carpintería, de a poco me fui animando a la luthería y la construcción de instrumentos. Los amigos me empezaron a pedir si les hacía algún pedal o les calibraba la guitarra y de repente, sin darme cuenta eso se fue transformando en un ingreso extra. Así fue como hice laburos para un montón de bandas del under de acá: Un
delay para la voz de Mora de
Riel, otro para Fede Lavia, bajista de
Olfa Meocorde y de
N-Eurológico, calibración y puesta a punto para Lea Franov de
Las Edades, un mixer para Pablo Satur de
Krupoviesa y bajista del
Último Subsuelo, otro
delay para
Gonxa Verde de discos Blackfish. En fin, trabajos para todos ellos y muchos más. En un momento me encontré mandando pedales por correo a otras provincias, algo que nunca se me hubiera ocurrido. Un trabajo que disfruté mucho fue una distorsión para Tomás Buron de
Moretones. Él ya me había comprado una copia del
Fuzz Factory pero después de un tiempo, no lo terminaba de convencer. Me dijo que andaba buscando algo más sesentas y con octava para arriba. Entonces le sugerí que hiciéramos un clon del
Foxxtone Machine, un pedal que se dejó de fabricar en los setenta. Lo armamos y le encantó y ahora es su pedal de cabecera, más o menos que lo tiene prendido durante todo el show, jajaja…
Actualmente estoy casi íntegramente dedicado a la docencia pero siempre intento separar un tiempo para seguir experimentando, construir algún equipo o algún sintetizador para la banda o restaurar alguna guitarra abandonada.
Como decía antes, considero a la guitarra como un juguete, algo maleable, manipulable, una herramienta para un fin. En ese sentido la idea es faltarle un poco el respeto. Como escandalizar a una señora de la recoleta. Los músicos que se toman demasiado en serio las cosas o que se dan cierto aire de grandeza me aburren. Así que la premisa es intentar sacar todos los sonidos posibles de una guitarra eléctrica, incluso si al hacerlo deja de sonar como una. Dejar cosas al azar o a la buena voluntad del momento. Raspar, golpear, frotar, buscar disonancias o el uso deliberado del acople son todas formas de esa búsqueda. No es algo novedoso ni tan raro, si lo pensás los viejos blueseros ya lo hacían en los campos de algodón. Usar afinaciones abiertas o tocar con el pico de una botella son cosas que van en esa misma dirección. De ahí a colgar la guitarra del techo como un péndulo a lo Lee Ranaldo para que acople cada vez que pasa por adelante del equipo, hay sólo un pequeño paso. Tenés que haber salido de los campos de algodón y pasado a las galerías de arte pero bue, eso es otra historia…
Así que con los chicos de Interzona siempre intentamos que haya un lugar para todas esas posibilidades. Incluso si son temas bien organizados o estructurados, tratamos de dejar un lugar para la improvisación o para que surjan esos sonidos aleatoriamente. Muchas veces nos pasamos ensayos enteros improvisando y se nos pasó la hora sin tocar un sólo tema. Otras veces también de esas mismas improvisaciones surgen temas o algún riff o un ritmo en particular; yo lo veo más como intentar transformar en sonido cierto estado de ánimo. A veces estás más enojado, a veces más triste, a veces estás más o menos de buen humor y sale alguna canción. Pero en general, le escapamos al formato de canción tradicional, no tengo ningún interés en hacer un estribillo perfecto o ese tipo de cosas.
En vivo generalmente enchufamos todo, chequeamos volúmenes y nos largamos a tocar. Como siempre tocamos en lugares distintos y con sonidistas distintos y diferentes equipos, la prueba de sonido es fundamental. En mi caso sobre todo lo que es probar volúmenes de las distintas distorsiones en relación al equipo que sea que me tocó ese día… cada equipo o parlante responde de modo diferente, así que hay que tomarse un ratito para escuchar y ver qué es lo que hace. Además, en los últimos tiempos cada vez enchufamos más cosas. Me fabriqué una caja de ruidos muy divertida, una especie de sintetizador, que voy metiendo medio cuando quiero en medio del show… también le armé unos pads de percusión electrónica al baterista, así que primero hay que hacer que todo eso suene un poco, acomodar los volúmenes, si hay tiempo probamos algún tema y ya dejamos todo listo para tocar. Si todo eso se hizo bien, en general no hay porqué modificar nada durante el show. El problema es que generalmente no hay tiempo y se hace todo un poco a las apuradas. Un modo que encontramos de paliar un poco esas dificultades fue empezar a trabajar siempre con la misma gente. Tratar de compartir escenario con bandas amigas e ir turnándonos en la consola. Hace más o menos un año surgió la idea de armar una especie de cooperativa de bandas y así surgió la
NTN (Noche/Tranz/Noche) que está funcionando a la vez como ciclo y como sello discográfico. Por ahora es un experimento que viene funcionando muy bien y nos está dando muchas satisfacciones. Hace poco salió un compilado de las bandas del sello y estamos muy contentos con el resultado. La verdad que moverse de esa manera, en un colectivo de gente que apunta para el mismo lado, simplifica muchas cosas. De otra manera es muy difícil que una sola banda pueda hacer todo. Publicitar los eventos, trasladar los equipos, hacer el sonido, atender las entradas, etc. La unión hace la fuerza y lo mejor es juntarse con gente que piense como uno.
Siempre hicimos grabaciones auto-gestionadas, es parte un poco de la filosofía Hágalo Usted Mismo que te decía antes. Y siempre me gustó eso que llaman Low –Fi, un sonido como más crudo, un poco como si fuera un demo. Generalmente intentamos grabar todos al mismo tiempo para poder reaccionar uno a lo que toca el otro. Eso ya hace que todo suene un poco más como en el vivo, más rústico.
Algo que me di cuenta que me gusta hacer es duplicar la guitarra. Ya sea saliendo por dos equipos o bien captando todo a través de dos micrófonos. Es más, te diría que si pudiera, haría eso con todos los instrumentos. Duplicaría todo. Es como que le da más ambiente y profundidad a todo sin necesidad de andar agregando reverberancias después, como generar una especie de
chorus natural… algo así. Pero bueno, tampoco hay que enviciarse con esas cosas, ni repetirse demasiado. Lo divertido de grabar es sorprenderse a uno mismo.