Esta reseña hace parte de una serie de colaboraciones con el sitio brasileño Floga-se, cada semana traducimos una nota acerca de un artista brasileño a modo de fomentar la circulación e intercambio de música e ideas. La nota original, en portugués, pueden leerla dando click aquí
Hubo una época en la que hacer música protesta era algo serio. Las nubes negras giraban sobre las cabezas de los brasileños con ganas de patear su dignidad y con las macanas listas para aplastar su libertad. Con el apaciguamiento político y social - al menos hasta hace un tiempo, ya que estamos en un momento indigesto desde 2013- la música pasó a vivir un distanciamiento político poco noble. Sin embargo, como se ha visto, las cosas han ido cambiando. No hay paz que dure para siempre. No hay tranquilidad que prevalezca sobre las inestabilidades de una sociedad siempre inquieta (lo que es una ventaja) y con memoria corta (ya sea intencional o por falta de estudio, lo que es una vergüenza).
Hubo una época en la que hacer música protesta era algo serio. Las nubes negras giraban sobre las cabezas de los brasileños con ganas de patear su dignidad y con las macanas listas para aplastar su libertad. Con el apaciguamiento político y social - al menos hasta hace un tiempo, ya que estamos en un momento indigesto desde 2013- la música pasó a vivir un distanciamiento político poco noble. Sin embargo, como se ha visto, las cosas han ido cambiando. No hay paz que dure para siempre. No hay tranquilidad que prevalezca sobre las inestabilidades de una sociedad siempre inquieta (lo que es una ventaja) y con memoria corta (ya sea intencional o por falta de estudio, lo que es una vergüenza).
El dúo peranaense “As Lagrimas” (compuesto por Fernando Theodor en voces y Gustavo Pain en guitarra, bajo y arreglos electrónicos) es, como todos nosotros, cerebro y piel, nervios y lágrimas de nuestros tiempos. Aunque seamos jóvenes o viejos estamos siendo constantemente impactados por todo lo malo y bueno que acontece hoy en día, incluso sabiendo que todo es una consecuencia (que puede llegar a volverse una causa dentro de un ciclo interminable)
Su música de “protesta” en el disco “Estamos Todos Nervosos” está cargada de ironía, humor, y por supuesto, crítica. El intento de no tomar en serio las letras (autoría de Fernando Theodoro) que parecen simples juegos de palabras y situaciones cotidianas (actuales) se desvanece ante el peso de su sonoridad. El post-punk sucio y ruidoso de esta dupla está cargado de una seriedad que empuja al oyente a cuestionarse de que lado debería estar. Si les sacamos a las canciones los arreglos de guitarra y batería (hechos por Michael Wiselque) nos encontramos con letras que son tanto crueles como divertidas- tanto como puede ser cruel y divertida la verdad.
“Códigos” presenta una lectura obvia de las interacciones sociales de nuestra época que llega a ser graciosa: “A gente se ama por códigos / A gente treta por códigos / A gente se odeia por códigos / A gente se come por códigos / A gente conversa em códigos / A gente se entende por códigos / A gente se veste de códigos / A gente é lido em códigos” La gente siempre lo hizo todo por códigos (la lengua hablada no es otra cosa que un código) pero, es así hoy más que nunca, ¿cierto?
“Nojo”, con su bajo pesado y su guitarra crispada, suena a una versión mas osada de los “Titãs” en su clásico disco “Cabeça Dinossauro”: “Eu tenho nojo / Eu tenho nojo de tudo / Eu tenho nojo / Eu tenho tesão em tudo / Deve ser que somos sujos / Ou que transamos no lixo (…) / O trabalhador braçal tem sua força explorada pelo capital”. Me divierte tanto como cuando en “O que” la poesía minimalisa de Arnaldo Antunes cierra ese clásico de los Titãs . “No mundo ocidental / Todo mundo se agride”, es la parte de “Mundo Ocidental” que deja bien en claro en que momento entramos en la panacea capitalista donde todos se preocupan por el prójimo, pero si pueden le arrancan hasta el ultimo centavo.
Resulta curioso como esa visión estrictamente negativa del mundo aparece con un abordaje bastante leve y divertido (en lo poético) y desmenuzado ( en lo sonoro). No es sólo música pop, después de todo, sino la construcción de una visión de un todo con elementos que nos construyen -o, en este caso, que construyen al artista. Ese equilibrio se rompe en la recta final del álbum. “Cuida Da Minha Alma”, es sombría, , “Anjo Do Amor” y “Perdendo A Sua Atenção” ganan cierta seriedad que no existe en las canciones anteriores. Musicalmente son mas experimentales y sombrías como si vinieran en la resaca después de la gran fiesta.
En “O Futuro Acabou” cantan : “De 30 em 30 anos / A gente canta a mesma coisa / O futuro acabou” y no hay frase mas racional en todo el disco y en toda música joven dada hacia lo revolucionaria que se encuentre inconsecuente. Destruyamos el pasado y hagamos un futuro nuevo. ¡Toda una utopía! Nadie quiere nada de eso. Todo el mundo quiere divertirse, algunos haciendo ruido porque ven el mundo torcido; otros bailando porque así se mueven; otros pintando flores, corazoncitos y sexo porque creen que la vida es eso. Pero todos quieren divertirse. As Lágrimas muestra una esquina de cada visión. (“Os Vasos” es todo un deleite de ironía mientras que “ Cuida Da Minha Alma” es puro noise) y logran divertirse como los demás, porque hoy en día divertirse, ante un futuro incierto, es la única protesta posible.