jueves, 16 de agosto de 2018

As Lágrimas: canciones de protesta para un futuro incierto.

Esta reseña hace parte de una serie de colaboraciones con el sitio brasileño Floga-se, cada semana traducimos una nota acerca de un artista brasileño a modo de fomentar la circulación e intercambio de música e ideas. La nota original, en portugués, pueden leerla dando click aquí

Hubo una época en la que hacer música protesta era algo serio. Las nubes negras giraban sobre las cabezas de los brasileños con ganas de patear su dignidad y con las macanas listas para aplastar su libertad. Con el apaciguamiento político y social - al menos hasta hace un tiempo, ya que estamos en un momento indigesto desde 2013- la música pasó a vivir un distanciamiento político poco noble. Sin embargo, como se ha visto, las cosas han ido cambiando. No hay paz que dure para siempre. No hay tranquilidad que prevalezca sobre las inestabilidades de una sociedad siempre inquieta (lo que es una ventaja) y con memoria corta (ya sea intencional o por falta de estudio, lo que es una vergüenza). 

El dúo peranaense “As Lagrimas” (compuesto por Fernando Theodor en voces y Gustavo Pain en guitarra, bajo y arreglos electrónicos) es, como todos nosotros, cerebro y piel, nervios y lágrimas de nuestros tiempos. Aunque seamos jóvenes o viejos estamos siendo constantemente impactados por todo lo malo y bueno que acontece hoy en día, incluso sabiendo que todo es una consecuencia (que puede llegar a volverse una causa dentro de un ciclo interminable)




Su música de “protesta” en el disco “Estamos Todos Nervosos” está cargada de ironía, humor, y por supuesto, crítica. El intento de no tomar en serio las letras (autoría de Fernando Theodoro) que parecen simples juegos de palabras y situaciones cotidianas (actuales) se desvanece ante el peso de su sonoridad. El post-punk sucio y ruidoso de esta dupla está cargado de una seriedad que empuja al oyente a cuestionarse de que lado debería estar.  Si les sacamos a las canciones los arreglos de guitarra y batería (hechos por Michael Wiselque) nos encontramos con letras que son tanto crueles como divertidas- tanto como puede ser cruel y divertida la verdad. 

“Códigos” presenta una lectura obvia de las interacciones sociales de nuestra época que llega a ser graciosa: “A gente se ama por códigos / A gente treta por códigos / A gente se odeia por códigos / A gente se come por códigos / A gente conversa em códigos / A gente se entende por códigos / A gente se veste de códigos / A gente é lido em códigos” La gente siempre lo hizo todo por códigos (la lengua hablada no es otra cosa que un código) pero, es así hoy más que nunca, ¿cierto? 


“Nojo”, con su bajo pesado y su guitarra crispada, suena a una versión mas osada de los “Titãs”  en su clásico disco  “Cabeça Dinossauro”: “Eu tenho nojo / Eu tenho nojo de tudo / Eu tenho nojo / Eu tenho tesão em tudo / Deve ser que somos sujos / Ou que transamos no lixo (…) / O trabalhador braçal tem sua força explorada pelo capital”. Me divierte tanto como cuando en “O que” la poesía minimalisa de Arnaldo Antunes cierra ese clásico de los Titãs . “No mundo ocidental / Todo mundo se agride”, es la parte de “Mundo Ocidental” que deja bien en claro en que momento entramos en la panacea capitalista donde todos se preocupan por el prójimo, pero si pueden le arrancan hasta el ultimo centavo. 

Resulta curioso como esa visión estrictamente negativa del mundo aparece con un abordaje bastante leve y divertido (en lo poético) y desmenuzado ( en lo sonoro). No es sólo música pop, después de todo, sino la construcción de una visión de un todo con elementos que nos construyen -o, en este caso, que construyen al artista.  Ese equilibrio se rompe en la recta final del álbum. “Cuida Da Minha Alma”, es sombría, , “Anjo Do Amor” y “Perdendo A Sua Atenção” ganan cierta seriedad que no existe en las canciones anteriores. Musicalmente son mas experimentales y sombrías como si vinieran  en la resaca después de la gran fiesta.



En “O Futuro Acabou” cantan : “De 30 em 30 anos / A gente canta a mesma coisa / O futuro acabou” y no hay frase mas racional en todo el disco y en toda música joven dada hacia lo revolucionaria que se encuentre inconsecuente. Destruyamos el pasado y hagamos un futuro nuevo. ¡Toda una utopía! Nadie quiere nada de eso. Todo el mundo quiere divertirse, algunos haciendo ruido porque ven el mundo torcido; otros bailando porque así  se mueven; otros pintando flores, corazoncitos y sexo porque creen que la vida es eso. Pero todos quieren divertirse.  As Lágrimas muestra una esquina de cada visión. (“Os Vasos” es todo un deleite de ironía mientras que “ Cuida Da Minha Alma” es puro noise) y logran divertirse como los demás, porque hoy en día divertirse, ante un futuro incierto, es la única protesta posible.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Las transformaciones de Julián Mayorga

Julián Mayorga merece sin lugar a dudas el, a veces malgastado, adjetivo de camaleónico.  Si miramos hacia atrás en su carrera parecía imposible que el  sensible y poético cantante que levantaba constantes comparaciones con Spinetta dejará ver esa facilidad para la parodia que hoy, en cierta manera, encarna. Pero todo estaba ahí desde el primer momento.  Para seguir jugando a los adjetivos y las metáforas otro termino que define bien su música es la metamorfosis. Esa es una figura que, de hecho,  aparece de manera constante en sus canciones:  Criptobiosis (2012) tomaba un concepto de la biología para crear canciones que se desenvolvían como fabulas, Atlas (2014) llevó esa idea de suspensión y transformación a un terreno mas amplio, y con Nixon en la Playa (2016), Mayorga parecía salir de algún capullo convertido en una maquina de ritmos y rimas. Si bien su corriente creativa se ha apaciguado, Mayorga no ha estado quieto estos años. Tras instalarse en España hace un tiempo ha recorrido encuentros, festivales y academias donde ha podido experimentar y re-construir su sonido.



"Julián Mayorga y su clásico sonidito an​(​o​)​dino", su mas reciente EP, es parte de ese proceso que comenzó con Nixon en la Playa. De cualquier modo, en estas tres canciones el sonido parece mas pulido  logrando un cuidado equilibrio entre disparate y armonía. Resulta curioso, o tal vez no tanto, que después de haber dejado su país la música de Mayorga se haya hecho cada vez mas colombiana. Esto tal vez sea pura coincidencia, pero la tarea de los que escuchamos es, muchas veces, buscar ejes y coincidencias. Al hablar de "colombiano" me refiero a un amplio ramillete de sonidos que tienen poca resonancia internacional y que hacen parte del sentir musical de ese país. Hay un encuentro con la electrónica y la vanguardia, algo que proyectos como Los Animales Blancos o Los Pirañas han explorado con éxito antes. Sin embargo, Julián le imprime su personalidad y rescata, ya desde el titulo, toda una tradición juglar.


Con "su clásico sonidito" Mayorga nos remite a toda una tradición alrededor de las grandes orquestas y los cantantes de época. Es así que se asume como un frontman tanto en lo moderno como en lo  clásico de la palabra. Sin embargo, y hay que decirlo, su orquesta es él mismo. Si bien este EP destaca por las participaciones de los músicos Niels Broos y Riota Miyake su arsenal es, principalmente, electrónico. Con esas herramientas construye su propia orquesta. Una orquesta que emula, como bien pone en juego la segunda parte del nombre, un sonido andino desde una perspectiva casi infantil. Cuando aparece "Sayonara", el único tema cantado, Mayorga nos muestra esa intención siempre fabulista que se ha hecho parte de su sello personal.

A pesar de ser bastante corto este EP parece una (a)puesta para el futuro. En sus tres canciones ya están presentes todos los elementos, experimentales y folclóricos, que Julián Mayorga viene explorando en los últimos años. No parece, aún, un proyecto definitivo sino algo tomando forma hacia una nueva transformación; así como sus primeros trabajos pronosticaban la majestuosidad que sería "Atlas". Mayorga, un poco en broma un poco en serio, suele etiquetar su música como Latinofuturismo y, aunque las etiquetas son siempre engorrosas, no se me ocurre un término mejor.  Su música es capaz de dirigirnos en dos direcciones: tanto al pasado de un folclor casi olvidado, como hacia la posibilidad, aun futura, de que ese folclor sea revivido por  las máquinas.

ESTE EP HA SIDO LANZADO POR EL SELLO COLOMBIANO IN-CORRRECTO EN FORMATO DISQUETE. JULIÁN MAYORGA ESTARÁ DANDO ALGUNAS PRESENTACIONES EN FRANCIA DURANTE OCTUBRE.

viernes, 10 de agosto de 2018

Juguetes para Grandes: Alvaro Daguer

Continuando con la segunda temporada de "Juguetes para Grandes", sección dedicada a explorar instrumentos, técnicas y enfoques de grabación desde la perspectiva de un  músico invitado, esta semana tenemos el gusto de contar con la participación de Alvaro Daguer.  Este artista chileno hace parte de grupos como A Full Cosmic Sound y Glorias Navales además de colaborar con diferentes músicos bajo su propio nombre (hace unos meses revisamos su disco con Sholto Dobie).  Su trabajo se extiende también al ámbito discográfico con sellos como ETCS Records o Cosmovisión Registros Andinos (los cuales entrevistamos hace un tiempo). Sin embargo, en esta oportunidad Alvaro nos dejará ver parte de sus procesos y técnicas al momento de hacer música presentando dos instrumentos los cuales mezclan tanto un entorno virtual como una parte "maquinal" :

Todas las fotos por Salvatierra Riquelme

Nombre:
  Alvaro Daguer
Proyectos:  Alvaro Daguer, A Full Cosmic Sound, Glorias Navales.
Equipo:  Fruity Loops / Pedal wah wah

Me gustaría detenerme y hablar sobre el Fruity Loops. El software gentilmente me lo compartió Mauricio Romero alias The Mugris por allá en el 2007, se transformó durante mucho tiempo en mi instrumento. La Computadora y la aplicación se transformaron en una máquina muy potente en donde la ejecución del instrumento lograba simular algunos sonidos que para mí eran referenciales de bandas que me gustaban en aquel entonces y estimulantes para seguir progresando. Pienso que los mejores resultados de aquella ejercitación, se pueden apreciar en los dos primeros discos de A Full Cosmic Sound (s/t, Chemtrails, Fábrica Records 2011, 2012) y en particular en el tema Bad Kids que dicho de paso fue la primera canción de A Full Cosmic Sound y realizada solo con Fruty Loops.


Lo interesante de las primeras ediciones de Fruty Loops es que son bastante amigables y fáciles de usar. Una vez abierta la aplicación, inmediatamente en la pantalla de inicio aparecen un poll de un sin número de sonidos que vas presionando para detectar el sonido que más te gusta. Al elegir, este se arrastra con el cursor del mouse desde el poll hasta el panel central el sonido seleccionado y ahí comienzas a jugar con los efectos, los tiempos y con los monocordios del sonido.




Para presentaciones en vivo, es increíble también y si a la máquina con el Fruty Loops le agregas una interface el abanico se abre y las posibilidades creativas se incrementan  más ya que permite amplificarte o conectarte a efectos análogos, independientes. En esa mezcla, me gustó mucho el sonido que se generó cuando conecté el wah wah con el frutyloop, me di cuenta que tenía un sintetizador mega lofi 2010.



Todo lo anterior se puede hacer también sin interface, pero a veces los sonidos no son tan limpios ya que el plug del cable conectado directo en el conectar de la máquina puede provocar interferencia o ruido.

jueves, 9 de agosto de 2018

Presentando Sonidos: Koala Precipicio

Ecuador siempre ha sido un país curioso en cuanto a lo musical. Aunque no es conocido por una cultura musical propia tan fuerte como la de otros países vecinos tampoco tiene una "escena" musical alternativa muy formada o con resonancia fuera de sus fronteras. Ha habido algunos nombres importantes los últimos años siendo Sexores uno de los  mas conocidos. No obstante, mas allá de lo difícil que pueda resultar hacer cosas distintas en Ecuador, hay varios nombres y propuestas que han ido apareciendo y tratando de cambiar el panorama. "La verdad la escena ecuatoriana- comenta Alejandro Zambrano cantante y compositor de Koala Precipicio- ha crecido considerablemente pero sigue siendo un ambiente muy complicado para hacer música porque no hay una cultura de diversidad musical. La verdad es complicado subsistir con una banda pero siempre debes seguir tocando para la poca gente o mucha gente que quiera tu música."


Ya con un puñado de grabaciones bajo el brazo Koala Precipicio va definiendo su sonido e identidad, no ocultan sus influencias y estas están claras en su música: "Es el sonido que queríamos al tener una “banda” formada. Con influencias de Young Prisms, Chapterhouse, Drop nineteens, Diiv. Ese sonido de shoegaze noventero pero “mezclado” con el shoegaze de los dosmil" Su larga duración "Ontario" captura esa búsqueda y refleja con sus letras el espíritu aun despreocupado y adolescente del conjunto que completan: Pablo Suárez , Santiago Quevedo  y Jose Miguel Fabre. La comparación con su primer trabajo es inevitable, si bien el disco "Todos se van" ya mostraba esos rasgos hacia al pop ruidoso, estas nuevas canciones se potencian gracias al sonido y energía de una banda completa.


Foto por @pabloto13
"Hay muchos cambios. Pero sigue siendo la misma idea de ser música melancólica ruidosa con melodías de guitarras lindas y letras que van directo al grano sin referirse a algo en específico"


Ese "no referirse a nada" se puede presentir tanto en las letras como en los nombres de las canciones, las referencias no apuntan a lugares concretos y cuando lo hacen son lugares lejanos de su propia realidad geográfica. Sin embargo, las canciones parecen hablarnos de cosas comunes, "La Gran Ciudad",  "Solo se muda dos veces" o "Los Remolques" remiten a esa melancolía moderna que se debate entre lo vivido y lo que nunca fue: "De alguna manera la música del segundo disco si se relaciona con la vida diaria  en Quito. Pero no tiene ninguna referencia a Quito para nada. Solo son cualquier tipo de vivencias o cosas que me imagino. La verdad mi única aspiración es tocar lo más que pueda y que el disco se escuche alrededor del mundo! Y obvio poder salir del país para tocar donde sea. "

Ese entusiasmo casi inocente no es gratuito, además de llevar adelante Koala Precipicio, que hace poco sumo un lanzamiento mas con "Lejos de Casa", sus integrantes hacen parte  del sello Popsucio Records una plataforma que busca no solo apoyar su propia música sino la de otros proyectos locales  - El sello  cada vez se consolida más- comenta Zambrano- Es el proyecto de uno de mis mejores amigos y segundo guitarrista de Koala. La verdad buscamos justamente que se abra al público ecuatoriano, qué haya más música de la que se escucha a diario y así poder cautivar mas gente. No hay pretensiones de ningún tipo."

miércoles, 8 de agosto de 2018

Cama Rosa, sonidos entre laberintos.

* Esta nota es una traducción que hace parte de una serie de colaboraciones con el sitio brasileño floga-se, la reseña es autoria de Henrique Barbosa Justini. (Link al original)

El proyecto Cama Rosa parece testear el agotamiento como procedimiento repetitivo que, en el acto continuo de su repetición, es capaz de propiciar una apertura hacia la manifestación. Su sonido está impregnado en sí mismo por fragmentos arrastrados, que extrapolan las sonoridades típicas del rock para transformar el "hágalo usted mismo" en un ejercicio circular e investigativo. Su postura no negocia "conceptualizaciones" o narrativas, esto se evidencia casi como un enigma que sólo en la constitución del mismo misterio puede ser resuelto. Escucharlos es inusual en el sentido de que nada nunca va a ser explicitado, a menos que eso sea evidenciar el proceso repetitivo circular de su sonido. 



Las reminiscencias, cada tanto interrumpidas por ruidos bruscos, inician también otra repetición de modo que el desvarío sonoro continuo crea laberintos entre laberintos. En la primera pieza, "Exausta", el cierre funciona como un movimiento de retroceso, en el que la caída del volumen inaugura otro inicio dentro del círculo sonoro (es por eso que hay varias "partes" en la misma pista). En esta composición, las elecciones muestran cómo es posible alcanzar la misma indefinición a través de sonidos diferentes, movilizando el centro como un único objetivo posible. Ese ejercicio se manifiesta de manera intuitiva; es el espacio para el complemento entre Cindy Lensi y Bruno Trchmnn (anteriormente de Trochmann) en el cual llegan a un punto indeterminado, al lugar en que sólo pueden ser llevados por el sonido del otro, como impulso creativo y como circulación hacia lo desconocido

Cama Rosa puede incluso propiciar "ambientes", pero todo esto es incidental si tomamos en cuenta que es más el resultado de una confabulación del oyente con el sonido que de  un fenómeno transcurrido en la dinámica sonora del dúo. Pero también eso es un efecto colateral de la repetición: la ausencia conceptual no saca de circulación la construcción intuitiva de un espacio cooperativo. Con cierta inclinación al new wave, Cama Rosa orienta al oyente mientras avanza entre ciclos sonoros. En este disco, el dúo hace de su interacción cooperativa un espacio de inmersión en el que cualquier ambición es reducida ante el sonido mismo.


De muchas maneras, el sonido más directo trabaja entre avances y retrocesos a través de los instrumentos. Esa “repetición misteriosa” ya existía en  su trabajo anterior,"Gato / Angular", donde el transitar en torno a algo de diversas maneras marcaba la comprensión del misterio a través de su agotamiento. Pero en este álbum esa impresión surge después del arrastre de los fraseos de la guitarra durante la primera pieza, allá por el minuto seis. En "Exausta", surgen varios sectores: las distorsiones de la guitarra, las frases melódicas de ésta, los golpes repetidos, o la libre improvisación. Los procedimientos se van alterando, pero el sentimiento permanece. Los versos aparecen y terminan, los ecos continúan. El enfoque radical de la instrumentación es el que estimula la permanencia del sonido.

Como en las mejores indeterminaciones, el dúo construye un enigma continuo a través del desdoblamiento interactivo. Basta escuchar " 220v " después de los nueve minutos: la "melodía" está hecha de resquicios, liderados por una batería minimalista y una guitarra que repite los versos, aguardando un desplazamiento que no se sabe si surgirá o deberá ser instituido racionalmente por los músicos. La batería minimalista no parece reaccionar a la guitarra, sino crear una especie de base para su propio desarrollo. De igual manera, la exaltación surge de esos momentos eventuales en que la batería se acelera y los acordes se vuelven directos como en un tema punk ( la banda suele autodenominarse como “punk abstracto”). 



El álbum sucede en entrecruzamientos que ambientan al oyente entre fragmentos (a veces más abstractos, otras más directos). Los primeros momentos del primer tema sumergen al oyente en un movimiento que perdurará durante todo el disco,  pero este movimiento se irá manifestando como otro ciclo, como otros sonidos: la distorsión prolongada se suma a los acordes repetitivos  creando otro laberinto . Aunque esas "canciones dentro otras canciones" multiplican una efusión sonora en el oyente, estas no capturan enteramente el escenario puesto en marcha por la repetición – algo así como si no fuera posible adentrarse en el "áurea repetitiva" por completo. En esos momentos, el dúo refleja un extrañamiento a partir de su propia metodología. 

Cama Rosa se mantiene como un proyecto de ilusiones creadas a partir de un procedimiento metódico, la imprevisibilidad brota de esta pareja no para explicitar algo, sino para conducir hacia otros laberintos. Pocos trabajos optan por ese “buceo” en el que la memoria instrumental, la interacción y el método se encuentran. Pero en esa agitación es posible retroceder a un extrañamiento que se transforma en distanciamiento. Como el título sugiere, la repetición lleva al agotamiento y de ahí es posible tal vez ver / oír las cosas de una manera menos apresurada. Este es un EP en el que la experimentación remite al desgaste de la mayoría de las fórmulas al mismo tiempo que esboza un espacio para abrigarlas.

jueves, 2 de agosto de 2018

Estructuras de aire, colonias de soplo, una entrevista con ihä (Ignacio Moreno Fluxa)

ihä, proyecto del chileno Ignacio Moreno Fluxa, ha mantenido un ritmo creativo constante durante los últimos años. En el 2016 apareció "Ironía", al año siguiente "Esperanza", y hace poco tiempo vino al mundo "Estructuras de aire, colonias de soplo". Aunque todos sus trabajos guardan cierta sinfonía no hace falta verlos desde un sentido de progresión; cada uno explora una temática y sonido propios del momento de este músico chileno. No obstante, ¿donde posicionan (y se posicionan) estas nuevas canciones en la carrera de ihä? Esa es una pregunta que podría haber tratado de contestar desde la intuición que parece dar el sonido y sentimiento de este álbum, pero me pareció mas sano charlarlo con Ignacio.

En lo personal, creo que hay un sentido de temporalidad un estas canciones, ihä crea melodías que capturan momentos de tiempo que quedan flotando en melodías suspendidas. Espero que este intercambio de preguntas con Ignacio muestre como se construyó técnica y argumentalmente este disco. "Estructuras de aire, colonias de soplo" esta disponible un CD por Necio Records y en formato digital por "Ce chemin est le bon", el arte y concepto visual del disco fue hecho por el mismo Ignacio bajo su proyecto de collage y diseño No more Fluxa, el cual pueden revisar en Facebook.


Hace ya un tiempo, un año o más, charlamos sobre cómo hacías tu música en la sección “Juguetes Para Grandes”. ¿Consideras que algo ha cambiado, en relación a estos dos últimos discos, en tu estilo de composición y en el equipo que usas?
Sí, ha habido una cierta deriva compositiva e instrumental a partir de Ironía. Ese álbum fue el cierre (y quizá el punto más alto) del drone de guitarras que venía trabajando desde el inicio de ihä, en 2011. Ironía marcó un paso adelante por el uso de loops, algo que no había hecho antes y que se tradujo en un sonido más complejo por la mayor cantidad de capas que le daban forma, aunque siempre desde la improvisación. En el álbum siguiente, Esperanza, seguí trabajando con la guitarra, pero introduje además el teclado, lo cual también me llevó a trabajar en piezas de más de una pista y a desarrollar una lógica de composición espontánea, por llamarla de alguna forma. Y finalmente, en Estructuras de aire, colonias de soplo dejé la guitarra y me centré exclusivamente en los teclados, conservando, eso sí, el espíritu de la composición espontánea recién aludido, que consiste en urdir piezas a partir de líneas melódicas improvisadas en distintas pistas. Dicho de otra manera, el trabajo compositivo se da más a nivel de la mezcla, que se basa en pistas grabadas a partir de improvisaciones espontáneas. Esos han sido los principales cambios.
Cuando se hace música que se basa en el “loop” o la repetición, ¿cómo se plantea el momento de terminar o cerrar un tema? Pregunto esto porque me llama la atención, por ejemplo, “43 puestas de sol”, que tiene un aire circular y dura exactamente diez minutos.
Aunque la repetición es un elemento central en mi música, en Estructuras de aire, colonias de soplo no utilicé loops. En el caso de los discos anteriores, donde sí los usé, el sonido se va desmaterializando por sí mismo a medida que se suman capas a los loops; pierde nitidez y va corrompiéndose paulatinamente, así que los temas terminan de forma orgánica: se cierran, se ponen fin a sí mismos. Volviendo a Estructuras de aire, colonias de soplo, las improvisaciones que dan forma a las piezas que lo componen fluyeron –como es propio en cualquier improvisación– de modo natural, según mi propia emocionalidad en el momento del registro. Es difícil, entonces, responder sobre cuál es el momento preciso para cerrar un tema; sólo ocurre.



Me gustaría que contarás un poco sobre qué inspiraciones hay tras de este nuevo disco. Siento que tiene cierta relación con la memoria y su fragilidad, aunque es una perspectiva personal.
Es difícil decir algo al respecto. No hay una conceptualización a priori que haya marcado la creación del disco, pero sin duda constituye un trabajo que por la vía de una exploración introspectiva busca expresar una emocionalidad contenida, en cierta medida inexpresable, como toda la música que he grabado. Ahora bien, sí creo que esa expresión adquirió aquí un cariz especial, conformándose como una especie de llamado introspectivo que más que dar respuestas, plantea preguntas, evitando, a la vez, el misticismo espiritualista del new age más caricaturesco y desplegando, por el contrario, una búsqueda introspectiva basada en la finitud, lejos de una espiritualidad ingenua, delirante. De cierta forma, y para decirlo con otras palabras, es el llamado a una introspección existencial desde lo finito, pero sin disolver la posibilidad de lo sublime en la experiencia de esa finitud que nos atraviesa (por la muerte, por nuestra corporalidad), es decir, se trata de una suerte de misticismo de la finitud, en la finitud. Una sublimidad terrenal, corpórea, si se quiere. Y efectivamente la memoria y su fragilidad pueden ser elementos constitutivos de eso, en cuanto forman parte de nuestra experiencia de la finitud; en este caso, específicamente de nuestra sujeción al tiempo.
En cuanto a las guías directamente musicales que bosquejaron el camino –aunque sé que la pregunta no apunta exactamente a esto–, me gustaría mencionar a las tres inspiraciones principales en el proceso creativo: Alice Coltrane, William Basinski y Philip Glass.
Estas constantemente trabajando en música nueva, ¿cómo manejas tu tiempo? ¿Consideras que has llegado a tener un ritmo personal creativo, o muchas cosas surgen del momento?
Francamente, no lo manejo, y por lo mismo no tengo un ritmo de creación. Tampoco es algo que busque manejar, parametrizar; no me gustaría que se volviera una rutina. Prefiero que las cosas surjan espontáneamente, cuando siento el impulso genuino de hacerlas. Obviamente esto también tiene su lado negativo: tener que lidiar con la frustración de largos períodos de sequía creativa, pero a fin de cuentas sirve para mantener fresca la motivación y la creatividad, en lugar de obedecer a fines productivistas y a una lógica de la eficiencia, tan propios del capitalismo y, por lo mismo, tan lejos de las artes.


Algunos de tus trabajos anteriores tenían ciertos énfasis en temas económicos y políticos. Sobre eso te quería preguntar dos cosas: haciendo música instrumental, ¿cómo consideras que se construye un mensaje más allá de lo textual que articule algún mensaje? Tus últimos discos se han centrado en temáticas que podríamos definir como existencialistas, ¿por qué se dio ese interés en los últimos años?
En cuanto a la primera pregunta, creo que la experiencia estética de la música se puede expandir más allá de una literalidad demasiado pedagógica, pese a que los músicos recurran habitualmente a esa fórmula. Dado que mi música es instrumental, muchas veces –y creo que aquí tu pregunta se basa sobre todo en el caso de Ironía, de 2016– he sentido el impulso de incluir textos que expliquen la posición desde la cual he orientado el proceso creativo de cada disco, pero me he abstenido de hacerlo porque trazar una ruta demasiado definida también reduce el rol activo del oyente y limita el potencial creador de sentido que la propia interpretación supone. Por lo demás, aunque uno marque una dirección o plasme un mensaje (en mi caso, por ejemplo, por medio de los títulos de las canciones y el arte de los discos), la música termina siendo independiente de uno como creador y será el oyente, finalmente, quien le dé sentido a lo que escucha. Por lo mismo, creo que la experiencia estética de la música es ante todo abierta, y no debería verse obturada por la búsqueda personal de quien la crea, por mucho que haya espacio para trazar una ruta, sea esta literal o no. En suma, entonces, lo que intento hacer es tan sólo esbozar, sin demasiada nitidez, mi posición originaria (si la hay) como creador. Y en el caso específico de mi música, esa posición originaria (si la hay) a menudo se vincula con una búsqueda introspectiva que, según creo, queda muy bien plasmada en las atmósferas que le dan forma a mi sonido, y hay en ello, entonces, el esbozo de un mensaje más allá de lo textual.
Por otro lado, tampoco se trata, ciertamente, de caer en el extremo del silencio en el discurso, que es un riesgo latente (el silencio es la peor de todas las violencias, dijo Derrida) y que en la práctica opera como instrumento reaccionario. Por lo que, si en la música solamente trazo esbozos, en otros espacios busco la manera de contravenir el silencio y dar mensajes claros. Y lo hago sin rodeos, por ejemplo, al definir a ihä como un proyecto abiertamente anticapitalista, antifascista, antirracista, antixenófobo, pro-feminista y pro-LGBTQ+. Es un proyecto de apertura; en ello no puede haber dobles lecturas, e intento asegurarme constantemente de que no haya ambigüedades al respecto.
Con respecto a la segunda pregunta, no se trata de un interés particular de los últimos años. Ese espíritu introspectivo y tal vez existencialista es parte de quien soy y ha estado presente en mi música desde que comencé con ihä, por el sencillo motivo de que ha estado presente en mi vida siempre. Lo que pasó fue lo contrario: llegó un punto en que pese a que lo político está siempre presente, me complicó no estar haciendo más explícito mi posición crítica, lo cual es una necesidad que atraviesa a todo arte, y que para mí es esencial para no quedar a la deriva de la superficialidad propia de la lógica burguesa de la creación artística, que habitualmente se manifiesta, como decía antes, en un silencio cómplice, reaccionario. De ahí surgió, entonces, el interés por desarrollar un disco que hablara desde esa posición (Ironía). En el caso de Estructuras de aire, colonias de soplo, la búsqueda introspectiva ya descrita constituye su elemento central, retomando con ello el foco existencialista que ha teñido siempre mi trabajo creativo.

“Estructuras de aire, colonias de soplo” saldrá a través de tu sello "Ce chemin est le bon" y por Necio Records en Perú. ¿Cuáles son tus planes a futuro? ¿Piensas presentarlo en vivo?
Como empecé a trabajar con atmósferas más intrincadas, no es factible reproducir en vivo mis composiciones, lo que se suma al hecho de que tocar en vivo en solitario constituye un desafío inabarcable para mi personalidad. No obstante esas circunstancias, por un impulso irrefrenable y que aún no halla forma, en octubre volveré a tocar en vivo, después de más de un año sin hacerlo. Por el motivo ya mencionado, no es posible presentar en vivo el disco nuevo específicamente, pero tampoco he definido bien cuál será la nueva modalidad.
En cuanto a otros planes a futuro, tengo algunos lanzamientos planeados para 2018. El más concreto por ahora es la preparación de un compilado de registros en vivo entre 2015 y 2017. Los otros son un par de trabajos colaborativos con otros proyectos, que prefiero mantener en reserva hasta que se hayan definido un poco más.
Sumado a eso, este año han cobrado mayor relevancia mis proyectos paralelos. El segundo álbum de Yaca (dúo de improvisación libre junto a Rodrigo Montoya, del Coletivo Abaetetuba), grabado en vivo en agosto de 2017, ya se encuentra mezclado y está a la espera de ser masterizado. Adicionalmente, este año formé dos nuevas bandas (Degú y Huillín) con las que espero tocar en vivo y eventualmente publicar algo. Así que se avecina un período muy fértil.