Los Kowalski, una dinámica del sonido en "Dejarte Ir":

Hace apenas un par de meses comentábamos el excelente EP “Sónica” lanzado por el trío mexicano Los Kowalski, de antemano sabíamos que tras su debut del 2015 (Sputnik) se habían dedicado a trabajar en un disco largo y complejo que había consumido más tiempo del que esperaban. Para nuestra sorpresa “Sónica” era apenas una muestra de ese trabajo en proceso ya que según su guitarrista Manuel Gutiérrez esas cuatro canciones no concordaban con la idea del disco largo así que terminaron dando forma a un EP. En ninguna manera consideraría a ese EP una colección de temas descartados, más bien esas canciones muestran el gran espectro de sonidos que estos mexicanos han estado trabajando los últimos años. Desde un marcado dinamismo y un manejo de la melodía en el ruido Los Kowalski han sido capaces de crear un corpus de sonidos con varios matices. “Sónica” es diferente de “Dejarte Ir”, el disco largo que están estrenando esta semana, en una medida que al tratamiento y uso de los sonidos se refiere.

Las canciones de “Sónica” tienen una estructura lineal con una tendencia hacia la repetición, por eso algunos temas tienen ese aire “ambient” ya que terminan formando colchones de sonido. Esto nos deja ver, desde mi perspectiva, algo importante sobre el estilo de composición y grabación de este trio; los temas comienzan desde estructuras básicas que se van desarrollando hacia una dirección, las canciones de “Dejarte Ir” optan por un dinamismo y fuerza mientras que las de “Sónica” son menos expresivas, más bien abstractas. Un instrumento parece haber sido clave en el LP largo: el teclado, el uso de secuencias y bases programadas es llevado en muchos temas a remplazar las “baterías reales” y tomando un rol importantísimo al momento de crear esa sensación de continuidad entre las canciones, es con ese uso extensivo de los teclados que los temas van uniéndose uno con otro.

La apertura del disco con el instrumental “Cielo Rojo” es una manera de “activar las maquinas” continuando el flujo de corriente en “Puente a la Luna”, primer adelanto y vídeo de este disco. Temas como “Albatros” van tornándose enérgicos, Pablo, Manuel y Arturo interactúan concisamente individual y grupalmente, las voces se mantienen diluidas en el sonido haciéndolas inentendibles. Esto no resulta un problema y es de hecho una de los sellos del sonido de la banda, algo que desde “Sputnik” viene probando pero que va tomando sentido en este disco. En cierta medida ese uso de la voz como un instrumento difuso, al igual que las guitarras hace que las canciones con voces puedan pasar por instrumentales y los instrumentales sin tener voz tengan una “forma” narrativa concisa, para explicarlo recomiendo escuchar “Continental”, aunque la canción no usa voces tiene un fraseo de guitarra constante que sin ser muy fuerte resalta durante los 3,34 que dura el tema.

Ese dinamismo constante de las canciones, y del disco en general, es logrado con una alineación también dinámica. Los Kowalski, al igual que ciertos proyectos que relacionan su música con el space rock como Niños del Parque o Culto al Qondor, tiene una formación trío clásico guitarrá-bajo-batería condimentada por la alternancia de sus integrantes entre instrumentos, generando un “efecto sombra” (en este caso con el uso de sintetizadores y themerin) que les permite con una banda reducida pasar de momentos explosivos a otros introspectivos. El tema “Richard Neutra” tiene un detalle muy interesante y es una “referencia” en la línea de guitarra a la canción “Ungern” del EP anterior algo que confirma que las canciones de “Dejarte Ir” han sido pensadas desde bases fragmentarias que se van ampliando. Seria innecesario buscar encasillar a “Los Kowalski” en un “sonido” o “genero”cuando en este disco cobran fuerza como un conjunto musical capaz de generar y manejar sonido.

El trabajo de producción contó una vez más con el apoyo de Beto de Lorelle Meets the Obsolete en mezcla y masterización de José Orozco Mora. “Los Kowalski” presentaron esta misma semana el disco en vivo junto con una edición limitada en cassette hecha, una vez más, por Hole Records.

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